"The way". Del camino al cine y del cine al camino
La metáfora del camino está en el mismo origen de los relatos que no hacen sino narrar la peripecia del héroe hacia su destino. "La Odisea", que cristalizará viejos poemas orales, supone el camino de vuelta a casa tras los encuentros con los "otros" sean sirenas o cíclopes. El road movie es el género cinematográfico que describe el viaje como proceso de transformación de la vida.
Por Peio Sánchez, experto en cine.
La historia del cine siempre ha contado historias de peregrinos, recordemos entre tantas algunas obras maestras como La Strada de Federico Fellini o Paris-Texas (1984) de Win Wenders.
No es, pues, extraño que pronto se juntarán el cine y el Camino de Santiago. Así Luis Buñuel realizó La Vía Láctea (1969) donde se cuenta de forma crítica e irónica la historia de dos trotamundos franceses que deciden viajar desde París hasta Santiago haciendo un recorrido curioso y surrealista sobre la fe y sus herejías. Más recientemente Peregrinos (2005), de Coline Serreau, cuenta una historia de reconciliación en el Camino de unos hermanos enfrentados por la herencia.
Llega a nosotros The way (2010), de Emilio Estévez, como una nueva propuesta amable a la vez que universal de presentación del Camino. Se trata de una película que es casi una iniciativa familiar de los Sheen. Así Martin Sheen hace el papel protagonista de un acomodado dentista que acude al Camino a enterrar el cuerpo de su hijo muerto, y Emilio Estévez, director y guionista, interpreta en la película el papel del hijo, algo que coincide con la vida real.
La película admite varios planos de lectura con lo que es realmente una propuesta para todos los públicos. Puedes ser una película divertida y sencilla que da a conocer el camino a través no sólo de los paisajes geográficos, sino también de los paisaje humanos, donde vamos conociendo a un holandés que quiere y no consigue adelgazar (gracioso Yorick Van Wageningen), una canadiense solitaria (misteriosa Deborah Kara Unger) y un escritor irlandés sin inspiración (curioso James Nesbitt).
Un segundo plano se fijará en el proceso de transformación que en cada uno opera el Camino como experiencia de superación de las dificultades, silencio interior y apertura a los otros. Así el personaje y el espectador van conociendo, poco a poco y a la vez, la verdad de cada uno de los protagonistas. Hay, por último, una tercera lectura de carácter más espiritual y que se concentra en la experiencia religiosa que supone el Camino como peregrinación. Los caminantes de la película van aprendiendo a dar y a recibir, siendo capaces de aceptar cuando descubren que no lo poseen todo y que además se equivocan. Así el don gratuito y trascendente llega misteriosamente y les permite llegar a su destino.
The Way es, ante todo, una invitación para hacer el camino, es también un buen ejercicio de memoria para los que ya lo hicieron y puede llegar a ser un sustituto significativo para los que no podrán hacerlo hacia Santiago de Compostela, pero ya lo están haciendo en la peregrinación abierta y sorprendente de la vida hacia lo alto donde se confunde el camino con el cielo.