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El hogar

Número 126, Enero-Febrero de 2013

Erno Parra: “El que sufre puede convertirse en modelo de superación y lucha”

Como diría San Camilo, pone el “corazón en las manos”. Erno Parra, psicólogo, nos explica el programa de apoyo a la Plataforma de Afectados por las Hipotecas y a otras organizaciones en la Comunidad de Madrid. Una labor duramente enriquecedora. Por Redacción
-¿Qué es el programa “Psicología en Tiempos de Crisis”? Es un programa de los que lleva a cabo PSF Madrid y que centra su atención en personas o familias que se ven afectadas a nivel psicológico por los efectos de la crisis. Sale adelante gracias a los voluntarios que hacen posible un acompañamiento gratuito para las personas a las que atendemos.
-Danos algunos datos…cuánta gente habéis atendido y su perfil… En la actualidad hemos atendido a unas 40 familias, teniendo en cuenta que es después del verano cuando nos hemos puesto a “pleno rendimiento”, cuando se ha incorporado un mayor número de voluntarios. Estamos todavía en proceso de desarrollo. En cuanto al perfil, dentro de la lógica variabilidad, nos encontramos en bastantes casos con cabezas de familia, madres y padres, con mucha dificultad para adaptarse a la presión que supone la carencia absoluta de recursos y la posibilidad, además, de perder la casa. También se recurre a nosotros con cierta frecuencia para mediar o asesorar en lo relativo a las consecuencias que estos hechos suponen para los niños y niñas en estas familias.
-Destacas la “desesperanza” como el problema emocional más importante y recurrente en estas personas… Sí, es uno de los efectos más graves. Es de especial trascendencia teniendo en cuenta que en numerosos casos está llegándose al suicidio. Hay momentos en los que los afectados ven que han agotado todos sus recursos materiales, no encuentran estrategias adecuadas, no ven posibilidades de cambio, se creen fracasados en sus proyectos de vida en el sentido más amplio,…. Y todo esto les hace verse en un agujero donde no entra la luz. Nuestro reto es operar sobre un cambio en las creencias sobre sus recursos, sus vínculos y su posición en la comunidad. De forma que sean capaces de resignificar su vida dotándola de un significado alternativo donde quepa la esperanza, asociada a un potencial de desarrollo y crecimiento.
-El hogar, como espacio de valores, de puesta en común, de refuerzos y crecimiento, en qué medida puede ayudar a los afectados…¿o perjudicar? En algunas ocasiones, es el primer espejo donde pueden verse reflejados con las componentes del fracaso en el proyecto vital. Pero potenciar los vínculos, hacer una definición familiar de lo que de verdad es trascendente  en el desempeño de cada uno de los roles, desarrollar el apoyo mutuo y poner en práctica los valores que nos definen… supone un soporte muy importante desde el que introducir algo de luz. Esto es extensible a las redes familiares, a la participación social y a la implicación en la estructura de la comunidad.
-¿Y para los que no tienen ese hogar, qué recursos o alternativas recomiendas? Preferiría lanzar esa recomendación a los que sí tienen ese hogar. Este es un problema de una comunidad que se manifiesta sobre familias concretas. Vivimos en un país en el que se reconoce el Derecho a la Vivienda y en el que hay muchas más viviendas vacías que personas sin vivienda. La legislación y el uso de la fuerza están al servicio de la especulación con un bien básico. Y estamos viendo como, de forma constante, crece este problema en nuestros barrios y en nuestros  pueblos, entre nuestros vecinos y familiares.  Creo que somos los demás los que tenemos que intervenir para terminar con esto ya.
-En tu experiencia en el Centro de Escucha San Camilo, ¿te llegan realidades similares o más diversas? Sí que en ocasiones en el Centro de Escucha he encontrado realidades similares; personas sin esperanza, personas que han vivido grandes pérdidas, personas que viven con vergüenza y culpa su papel de víctima, personas que piensan que no disponen de un futuro, personas tristes y solas, personas que no son capaces de dar un sentido a su vida. En algunos casos, con una relación directa con problemas  detrás de los cuales la falta de recursos económicos resultaba una causa determinante.
-¿En qué medida las pérdidas materiales podrían provocar un duelo similar al de la pérdida de un ser querido? Hay muchas referencias bibliográficas que consideran las pérdidas materiales causa de un proceso de duelo. Y esto se puede ver, de forma especial, en esas circunstancias tan graves en las que se generan reacciones similares a la pérdida de un ser querido; con una fuerte carga emocional, afectando a la identidad y al mundo de prioridades y valores. La intervención ante el duelo nos da muchas herramientas para el trabajo ante estas pérdidas y, de la misma forma que la elaboración de un duelo nos puede llevar por una senda de crecimiento, nos pueden ayudar a facilitar procesos resilientes que fortalezcan a las personas a las que ayudamos.
-Algún consejo para quien nos lea y esté en esta situación… Que se active. Que explore sus recursos personales, es necesario re-construirse. Hay que fortalecer los  vínculos familiares y sociales, disfrutar de los mismos y orientarlos según valores verdaderamente significativos. Que reconozca y comparta sus emociones, que ayude a otros en esta y en otras tareas. Y, sobre todo, que cuando no encuentre soluciones que busque ayuda.
-Personalmente, ¿qué te está aportando esta experiencia? A mí me está dando, igual que la experiencia del Centro de Escucha, la posibilidad de aprender de la gente que sufre. Cada una de estas personas puede convertirse en un modelo de superación y de lucha con el apoyo adecuado. Por otro lado, tengo dos hijos, y cuando todo esto pase y aparezca en los libros de historia, que aparecerá, no me gustaría tener que decirles que yo no hice nada.

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