Humanizar la política
Enero - Febrero de 2011

Arnaldo Pangrazzi: "Nos falta competencia emotiva para acompañar al que sufre"

¿Cómo podemos abordar el duelo? ¿Puede prevenirse el suicidio? Arnaldo Pangrazzi, experto en pastoral de la salud, counselling, duelo y grupos de ayuda mutua, nos aporta numerosas claves para afrontar la pérdida y el sufrimiento.
Por Redacción
Pregunta: ¿Cómo define usted el duelo?
Respuesta.– Proviene del latíndo lere, lo que nos duele frente las pérdidas en la vida; hay que tener en cuenta que desde el nacimiento hasta la tumba estamosmarcado por experiencias de pérdidas, desapegos. Pueden ser de orden físico, material (de un ambiente a otro, de un país o cultura a otro), desapegos afectivos –un divorcio o ruptura–, desapegos de la propia imagen; el perder algo como la salud, la vista, la autoestima... Todas estas pérdidas nos preparan y anticipan la última, la muerte (propia o la de un ser querido). Por eso, el entrenamiento precedente nos acompañará al hacer frente al morir, al duelo anticipado
P.– Parece que no estamos acostumbrados a hablar de pérdidas en esta cultura del éxito
R.- El final es una pérdida definitiva, sabemos que no vamos a ver más al ser querido; el desapego puede ser más profundo y definitivo, pero no tiene por qué ser el más doloroso: un divorcio puede producir más dolor que esa pérdida de muerte…P.– ¿Cómo pueden ayudar los grupos de ayuda mutua a superar las pérdidas?
P.- ¿Cómo pueden ayudar los grupos de ayuda mutua a superar las pérdidas?
R.- El grupo es una herramienta comunitaria, cada uno puede estar cerca de los que sufren de manera individual (con escucha, silencio positivo, apoyo), podemos acompañar, es la forma más difundida... Ayuda mucho el acercamiento comunitario: ayudar a las personas, reunir a las personas marcadas por heridas específicas, y en el conjunto compartir, porque ahí nos damos cuenta de que no somos los únicos marcados por esta herida, al compartir se construye una alianza terapéutica, la persona siente la solidaridad de los demás, caen las defensas emotivas, hay algo que les une.
P.– ¿Cuál es el papel del “facilitador” en estos grupos?
R.- En Estados Unidos, cuna del nacimiento de grupos de mutua ayuda, es una persona que ha experimentado la herida y se ha sanado suficientemente para asumir ese papel; en Europa el suele ser un profesional que, motivado por la presencia de personas heridas, ha creado un grupo, un contexto y un material para difundir. Facilita en las primeras etapas formas de escucha y ayuda mutua. Poco a poco asume un papel menos directivo a favor de las personas de grupo. Es iniciador, facilitador, sintetizador de procesos de grupo para asegurar que el grupo no es suyo... Pueden continuar sin él una vez maduro el grupo.
P.– Hablemos del suicidio. ¿Es el tipo de duelo más difícil?
R.- Se diferencia mucho de los demás porque es especialmente dramático. En otros hay un duelo anticipado –enfermedad– o si hay un accidente de tráfico, la vida se acorta de improviso. Pero en el suicidio se trata de una decisión de la persona que en un momento de crisis se deja llevar por la desesperación, ve que no hay salida y decide quitarse vida, dejando un montón de huellas de dolor que implican a familiares y amigos.
P.– ¿Cómo afecta a esos familiares?
R.- Les cambia la vida y su futuro. Intentan comprender el por qué lo ha hecho, por qué no ha pensado en nosotros. Uno de los sentimientos más comunes en los supervivientes tras el impacto es el de rencor o resentimiento hacia la persona suicida, por no haber pensado en los demás y haber producido ese dolor. El otro sentimiento común es el de culpa o vergüenza pensando en la imagen frente a los demás.
P.– ¿Podemos prevenirlo?
R.- Tal vez haya posibilidad de detectar signos: las personas quieren liberarse de las cosas más queridas, las entregan a amigos importantes; pierden intereses, no quieren hablar, se encierran en su mundo. También pueden verbalizarlo: “Me voy a quitar de en medio. Otras veces no hay signos, es algo imprevisible que sucede, y de ahí el mayor impacto a los seres queridos. Podemos trabajar a nivel preventivo, cultural y social: en la sociedad actual, marcada por el materialismo, la imagen, los bienes y placeres, los jóvenes quizá no están acostumbrados a luchar o a practicar la resiliencia; hay que fortalecer el carácter de la persona, su capacidad de sacrificio. No hay comunicación en la familia, ni hay capacidad en el joven de manejar la frustración, miedo, cólera, y lo va acumulando sin saber elaborarlo. Además, hoy hay falta de competencia emotiva en el acompañamiento de estos estados de ánimo.
P.– ¿Qué papel juegan los valores en esta laguna?
R.- También hoy faltan: nos hemos olvidado de Dios, y la dimensión de la fe, los valores espirituales, habría que recuperarlos para intentar dar sentido al sufrimiento, a la pérdida y a los dolores de la vida.
P.– Finalmente, valore la actividad del Centro de Humanización de la Salud sobre duelo.
R.-He comprobado que en el CEHS se ha realizado un montón de iniciativas que han creado una cultura nueva sobre duelo. Cursos impartidos, libros publicados, formación de jóvenes... Son personas motivadas, ayudando a quienes han experimentado pérdidas. Este Centro ha ido favoreciendo una cultura de comunicación y apertura del tema y de acompañamiento. Creo que las respuestas a estas iniciativas son importantes (jornadas, promoción de iniciativas culturales). Es un Centro muy animador y que aporta una dimensión nueva en la cultura española para abrir los ojos en este tema y sanar a personas heridas.