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¿Mujeres-Cosa? Las víctimas invisibles de la trata

¿De qué datos disponemos?

Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que 2.45 millones de mujeres y niñas son explotadas, engañadas, violadas y obligadas a prostituirse, y cada año se agregan 1.2 millones. Unas 500 mil mujeres entran en Europa occidental para ser explotadas sexualmente todos los años. Pero la trata no es solo explotación sexual.

Según Save The Children y la Red Española contra la Trata de Personas, cada año, entre 40.000 y 50.000 mujeres y niñas, la mayoría entre 18 y 25 años, procedentes de Marruecos, África Subsahariana, países del Este, Brasil y Centroamérica, son víctimas de la trata de seres humanos, y vienen a España. Su identificación, y por tanto protegerlas, no es fácil, según Amnistía Internacional, ya que prima la persecución del delito. Son instrumentalizadas y vistas como pruebas, no como personas necesitadas de protección durante todo el ciclo. Solo uno de cada 25.000 casos de personas identificadas como víctimas de trata logra llevarse ante los tribunales.

 

¿Cómo se define la trata de seres humanos?

El Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar la Trata de Personas, especialmente de Mujeres y Niños, conocido como el Protocolo de Palermo (2000) define la trata de personas en su artículo 3 como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación incluye como mínimo, la derivada de la prostitución y de otras formas de explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas similares, servidumbre y extracción de órganos”.

 

¿Tiene que ver con el tráfico de personas inmigrantes?

Tiene que ver, pero no es lo mismo. En la trata hay tráfico ilegal, pero la trata no incluye todo el abanico. Es trata cuando el negocio tiene lugar a través del engaño y al  llegar al destino, las personas, en su mayoría mujeres, tienen una deuda que pagar obligatoriamente a través del trabajo esclavo, ya sea sexual o ya sea trabajo forzado doméstico, en la confección o agrícola. A veces se pasa de una esclavitud a otra, según considera el explotador para lo que sirve. En la trata de personas no hay ningún tipo de consentimiento o este no se puede considerar tal por obtenerse con violencia o abuso de poder.

 

¿La trata de personas y la prostitución vienen a ser lo mismo?

En España, la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución son extranjeras, e indudablemente, la explotación sexual forma parte del fenómeno de la prostitución. No toda la prostitución se ejerce bajo estas condiciones, y no se puede cuantificar qué porcentaje de la prostitución es en realidad trata de seres humanos. De ahí que el abolicionismo de la prostitución es un movimiento que tiene todo el sentido cuando pretende desmantelar el encubrimiento del fenómeno de explotación. Además de lo que supone de cosificación de las personas, su utilización como mercancía en aras de una libertad entendida en función del todo-consumo y alentada por el crecimiento del turismo sexual y el ocio sexual como lo más.

 

¿Cómo está la legislación en España?

El protocolo de Palermo fue ratificado por España el año 2003. También el Convenio Europeo contra la Trata de Seres Humanos, en 2005. Entre 2009 y 2011 se puso en marcha el Plan Integral contra la Trata (Ministerio de Igualdad) y posteriormente el Plan Estratégico Nacional contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos (2021-2023).

Recientemente, y gracias a más de una década de incidencia de la sociedad civil liderada por la Red Española contra la Trata de Personas, se ha aprobado en marzo de 2024, el Anteproyecto de Ley Orgánica Integral contra la trata y la explotación de seres humanos. Aborda la prevención, la detección temprana, la asistencia y la protección de las víctimas. Reconoce los derechos sin necesidad de interponer denuncias y contempla un régimen de ayudas económicas para la víctima y sus hijos e hijas o personas a su cargo.

 

¿Por qué crece y no se vence este tipo de explotación?

Gabriella Bottani coordina Talitha Kum, red de religiosas católicas que se unieron en 2009 para fortalecer acciones contra la trata de personas. Trabajan en 92 países. Conciencian, capacitan, ayudan a la reinserción y reubicación de las víctimas de trata.

Dice Bottani que la trata de personas se enmarca en un modelo de economía de mercado neoliberal que privilegia el beneficio económico sobre los derechos humanos creando así una cultura de violencia, mercantilización y desigualdad. Esta idea conecta con el Papa Francisco cuando dice que “tenemos una economía que mata”, paradigma que está en la base de esta práctica delictiva. Otra razón es la íntima conexión de la trata con concepciones machistas de menosprecio a las mujeres. Un modo más de perpetuar el ejercicio de la violencia contra ellas.

 

¿Qué les ocurre a las víctimas exactamente?

La propia familia puede vender a la niña-joven. En otros casos huyen ante un matrimonio forzado o ante unas condiciones de vida pésimas. En ocasiones es la necesidad de mantener a la familia. Son captadas y engañadas con falsas promesas. Contraen una deuda que solo pueden pagar con la esclavitud. Sufren agresiones, amenazas, aislamiento e incomunicación. Se les retiene la documentación. Viven ocultas bajo el miedo de la cárcel o la deportación o del daño físico del explotador. No están atendidas de manera adecuada a nivel sanitario. Padecen enfermedades de transmisión sexual. Se enganchan a veces a las drogas. Sufren trastornos psicológicos de todo tipo. Todos sus derechos son pisoteados.

Dignidades violadas. De todas ellas, es la trata de seres humanos la que mejor ejemplifica la cosificación, las mujeres-cosa. Una realidad que pide ser desvelada y en la que toca seguir dando pasos legislativos y sociales.