La redistribución de la riqueza
Mayo- Junio 2018
"El feminismo no tiene edad. Las pensionistas se lanzan a la calle"
Los jubilados protagonizan desde hace semanas masivas movilizaciones callejeras para exigir prestaciones que les permitan vivir con dignidad. La crisis económica, un sistema que algunos califican de obsoleto y la realidad demográfica de un envejecimiento de la población imparable ha golpeado a una Tercera Edad que ya no calla.
Por Raquel Miguel
Pero incluso dentro de la injusticia hay un sector que se ve aún más perjudicado: las mujeres son una vez más las que más sufren y quienes más perjudicadas se ven por un sistema que no valora y reconoce el papel económico y social que han jugado a lo largo de sus vidas. Feminismo y reivindicación de pensiones unieron sus fuerzas el 8M y en muchas movilizaciones más. La revolución de las pensionistas ha comenzado.
Discriminadas y perjudicadas en lo laboral, lo económico y lo social a lo largo de toda su vida, las mujeres llegan a la llamada tercera edad con condiciones más desfavorables que sus compañeros varones, según constata un reciente estudio de la consultora Imdi Funds que firma su responsable Patricia Mata.
Si el actual sistema de pensiones ya es insostenible por las desigualdades y presiones demográficas, las mujeres afrontan un reto mayor una vez jubiladas, “debido a condicionantes laborales, económicos y sociales”, indica. Primero, porque son ellas las que viven más: su esperanza de vida ha pasado en España de los 78 años de 1980 a los 87 de la actualidad, frente a los 72,5 y 81 años de los hombres en esos mismos años. Y según el estudio, se espera que siga aumentando hasta 2060.
Eso supone que las mujeres españolas viven más años jubiladas que los hombres y perciben más tiempo una pensión pública. El problema es que el importe medio de esas pensiones es en torno a un 37 % inferior al de los varones, explica Mata. Según el último informe de UGT, solo el 36,1% de las personas con derecho a prestación son mujeres, con una prestación media de 768 euros al mes, frente a los 1.220 euros de los hombres.
Brecha salarial, menos años cotizados y más empleo temporal = pensiones más bajas
Los motivos son diversos. Esa desigualdad en las pensiones arrastra por un lado, la brecha salarial de género. Si las pensiones se calculan en base a la cotización durante la vida laboral, una mujer que gana menos cobrará menos cuando sea jubilada. Y la brecha laboral, pese a reducirse en España -fue uno de los países donde más disminuyó en Europa entre 2011 y 2016, según datos de la oficina de estadísticas europea Eurostat- se situó en un nada desdeñable 14,2 por ciento en 2016.
Un menor sueldo influye en menores pensiones, pero también lo hace un menor número de años cotizado debido, en primer lugar, a la posterior “incorporación de la mujer al mundo laboral o a la interrupción de su vida laboral por necesidades familiares, ya sea para cuidar a la familia o por una reducción de jornada por maternidad”, asevera Mata. La tasa de ocupación de mujeres con un hijo es menor a la de los hombres (17,9 frente a 22,7 por ciento) y la brecha aumenta si tienen dos hijos (20,7 frente a 28,7).
Además, son las mujeres las que ocupan la mayor parte de los puestos de trabajo a tiempo parcial, llegando a constituir el 72 % de esos contratos, según la Encuesta de Población Activa de España. Todo ello se agrava exponencialmente en el caso de las mujeres autónomas, donde la brecha de las pensiones media supera el 25 %, según esa misma fuente.
El resultado en cualquier caso es una cotización inferior y pensiones más bajas para las mujeres. Sin contar con las que se han dedicado al cuidado del hogar y la familia a lo largo de su vida y no tienen una pensión directa, dependiendo de sus maridos para cobrarla y cuando éstos mueren, quedándose con una pensión de viudedad que apenas alcanza para vivir.
La brecha de género, también en las pensiones
Cerrar la brecha de género que existe también en las pensiones es una de las principales reivindicaciones de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (CEDSPP), cuenta a HUMANIZAR Celia Téllez, una de sus portavoces en Madrid. “Casi todas las mujeres se encuentran entre las que cobran las pensiones más bajas y son muy pocas las situadas en el rango de las más altas, que sobrepasan los 2.500 euros. La brecha de género media en las pensiones se estima en unos 423 euros”, explica.
En los ataques al actual sistema de pensiones que denuncia esta institución por parte del Gobierno y la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados, la mujer sale muy perjudicada, insiste Téllez. “Y en especial el caso de las viudas”, recalca.
Afrontar esa brecha de género es uno de los puntos centrales de la Coordinadora, una organización nacida en octubre de 2016 que se ha erigido en organizadora de las protestas actuales por un sistema digno de pensiones. “Nos dimos cuenta de que los grupos que llevaban un tiempo protestando por ello no iban a hacer nada y que los sindicatos no se movían. Así que empezamos a manifestarnos y a entrevistarnos con todos los partidos, con el defensor del pueblo, los ayuntamientos, los concejales y cualquier persona con peso institucional”, cuenta. Su objetivo: medir el pulso y exigir un posicionamiento claro a las instituciones y a la sociedad.
Las pensionistas, a la calle
Ese pulso en las calles se toma desde hace meses, pero con especial fuerza desde hace sólo unos pocos: los jubilados sorprendieron a la sociedad española el pasado 22 de febrero, con una multitudinaria marcha hacia el Congreso y semanas después con manifestaciones durante el mes de marzo. Y especialmente en la marcha por el día de la mujer del 8 de marzo, en la que confluyeron sus reivindicaciones con la causa feminista.
“Del 8 al 17 de marzo se ha unificado en mucho, aunque no en todo, la lucha del feminismo y de los y las pensionistas. A la coordinador ya se ha unido una delegación de organizaciones feministas”, constata Téllez, aunque asegura que se llevaba tiempo trabajando en la lucha contra el maltrato o la violencia de género. “Se está uniendo la lucha”.
También encarna esta confluencia de reivindicaciones la Marea Pensionista, que además de su campaña por una pensión digna, lanzó en octubre otra contra la discriminación de género. “La mujer se ha visto más perjudicada también en lo que respecta a las pensiones por su rol en el sistema capitalista”, explica Juan Montero, miembro de Marea Pensionista, en entrevista con HUMANIZAR.
“El cuidado de los hijos y de los mayores le ha restado posibilidades de igualdad”, expone este activista que asegura que conoce a mujeres que deben salir adelante con entre 300 y 400 euros al mes.
Para Montero, el movimiento 15M fue crucial para poner de manifiesto valores y pautas diferentes que consolidaron la alternativa y la lucha por los derechos también de los jubilados. “Y la mujer tomó conciencia, como muestra el 8M, donde la movilización más importante de las mujeres en Europa se vio en Madrid”. “Ahora se ha situado a la mujer donde debe situarse en lugar de supeditada al papel del hombre”.
Reivindicaciones por un mundo más justo
Aunque las Mareas se adscriben a la izquierda, las protestas de los pensionistas son transversales y sus reivindicaciones, amplias. “En la Coordinadora hay muchos orígenes y actitudes pero coincidimos en lo básico”, explica Téllez.
En objetivos que van más allá de peticiones, como exigir que la prestación de jubilación recupere su vinculación a la inflación, la capacidad adquisitiva perdida en los últimos años, la desaparición de la brecha de género o una prestación mínima de 1.080 euros, que es la cantidad fijada por los organismos internacionales para llevar una vida digna. También exigen la derogación de todas las reformas laborales y de pensiones y el entramado jurídico posterior a junio de 2010 (con la primera reforma de Zapatero, seguida de la del PP en 2012 y la congelación subsiguiente), el apoyo a la ley de Dependencia y la creación de un sistema racional y justo de pensiones.
Sin embargo, el objetivo de fondo es mucho más ambicioso. “Esto no es una batalla para recuperar fondos. Queremos un sistema de pensiones que abarque desde los que van a nacer a los que están a punto de irse de este mundo. Luchamos por un sistema general y por vertebrar una auténtica sociedad pacífica, ordenada y justa”, insiste Téllez. “Lo demás es inaceptable. La alternativa es caer el puro salvajismo”.
Lucha social conjunta
Y para conseguirlo, auguran un periodo largo de lucha social. “No sabemos cuánto durará, pero tenemos todo el tiempo del mundo”, asegura Montero.
Por el momento, la respuesta en las calles ha sido muy buena y también amplia, pues no sólo las personas mayores protestan para conseguir sus objetivos. “Los estudiantes nos están pidiendo organizar manifestaciones conjuntas y vamos a valorarlo”, cuenta Téllez, que adelanta será uno de los próximos eventos. “Los jóvenes se unirán a las manifestaciones, pues tienen que dejar de aceptar que esta es la única alternativa”.
La revolución no ha hecho más que empezar.