Los cambios
Marzo-Abril 2016
¿ACASO NO SIENTES LA ALEGRÍA EN LO PROFUNDO DE TU CORAZÓN?
1. Ángel está en la gloria.
Ángel ha cambiado tres veces de casa en los últimos meses. Vivía en el madrileño Barrio de la Bombilla donde era una persona apreciada y querida como María, su esposa, tan buena o mejor que él. “Dios los cría y ellos se juntan”.
Por Julián del Olmo
Una pertinaz tosecilla fue el detonante del cáncer que le estaba carcomiendo los pulmones a Ángel. Así empezó la movida.
Primero se trasladó al Hospital Clínico para estar más cerca de los oncólogos pasando de vivir en un piso de setenta metros cuadrados a una pequeña habitación compartida, eso sí no tenía que pagar luz, ni agua, ni comunidad y ni tan siquiera la comida. Después, como el cáncer seguía haciendo de las suyas, Ángel volvió a cambiar de domicilio, está vez en un Centro de Cuidados Paliativos donde la morfina y el cariño de María hacían más llevadera la enfermedad.
Hace unos días volvió a cambiar definitivamente de casa y según dicen Ángel está en la en la gloria.
2. Eva está enamorada
Eva quería ser feliz y se puso a buscar la felicidad sin saber a ciencia cierta donde podría encontrarla. Cuando parecía que la había encontrado se daba cuenta que no era la felicidad anhelaba. En un momento de su vida sintió que Dios le seguía los pasos pero desconocía sus intenciones. A veces, Dios juega al escondite con las personas para que lo busquen y al descubrirlo se lleven una gran alegría. Eva encontró a Dios escondido en el fondo de su corazón y quedó prendado de Él. “¿Fue un flechazo?”, le pregunto. “Algo parecido porque al verle supe que había encontrado al amor de mi vida”, me responde. “¿Dios es tu amado?”. “Sí es mi gran Amor y me hace plenamente feliz”.
Eva, como santa Teresa de Jesús, ha experimentado que “quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta” y está encantada de la vida en el convento de Carmelitas Descalzas de Toro.
3. Paco, el mendigo de San Antonio
Paco no tiene familia, ni casa, ni presente, ni futuro y ni siquiera un perrito que le ladre. Va de un sitio a otro como quien acude al trabajo “porque me tengo que ganar la vida”. Uno de sus puntos estratégicos es la ermita de San Antonio de la Florida donde hace guardia durante las horas de misa.
Su vida gira en torno al Parque de la Bombilla y haga frío o calor llega siempre es el primero que llega a la iglesia aunque no entra porque dice que no está presentable. Tiene su clientela porque la gente le conoce y se compadece de él. No se hará rico con las limosnas que le dan pero al menos saca para tomar café y alguna cerveza si llega el caso.
Con su barba descuidada y sus gafas pasadas de moda, Paco tiene pinta de intelectual al que la vida le ha jugado una mala pasada. No hay más que verlo para saber que la calle le ha marcado el cuerpo y el alma. En las noches de invierno se refugia en el albergue de San Isidro aunque de mala gana porque hay unas normas de obligada convivencia que tiene que respetar y él quiere ser libre y que nadie le organice su vida.
4. Un deseo para mamá
Begoña es una mujer total, ha plantado un árbol, tenido un hijo, escrito un libro y cuenta con un montón de amigos y para que no le falte nada ha padecido un cáncer de mama de esos que hay que cortarles el paso para que no te lleven por delante.
Begoña es una polvorilla, alteradora de la rutina pública, que lleva la alegría impresa en su ADN. El diablo sabía que si le arrebataba la alegría, Begoña estaría derrotada. El cáncer se empleó a fondo pero Begoña resistió la diabólica embestida y logró salvar su alegría y con ella la vida. La fe en Dios le echó una mano porque el combate era a todas luces desigual.
Begoña ha escrito un cuento -“Un deseo para mamá”- que es la historia de cómo le iba contando a su hijo Adrián, de siete años, que su madre tenía cáncer, se le caía el pelo, se cansaba mucho y no estaba tan guapa como antes. Begoña Esteve cuenta la complicidad que hubo entre su hijo y ella en una situación tan delicada para los dos. A la ternura del texto se une la belleza de las ilustraciones.