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Número 148, Septiembre-Octubre 2016

SER SUPERIORA EN UNA CASA DE HERMANAS MAYORES

La Hna. Soledad, de la Compañía de Sta. Teresa de Jesús (Teresiana del P. Ossó), es actualmente la Superiora de la comunidad-residencia-enfermería de Ávila, con 33 Hermanas. Desde la Fundación Hospital Residencia San Camilo nos llega su cercano testimonio que invita a la reflexión.

Por Redacción ¿Qué sentí cuando me dijeron que me destinaban a una casa de hermanas mayores? ¿Cómo me siento ahora?
En una encuesta que se había pasado a la provincia hace unos años preguntaban si estábamos dispuestas a vivir en una residencia –enfermería durante algún tiempo, y yo había dicho que sí. Tenía más fuerza en mí la ilusión de poder acompañar y ayudar que las dificultades de las que me hablaban. La novedad me gustaba, era un reto bonito. Me preparé durante un año, asistí a cursos impartidos  desde  los Religiosos Camilos, leí… y empezó a ilusionarme más aún.
¿Qué es lo más bonito y lo más difícil de mi misión?
    Empecé con mucha ilusión, con muchas ganas… y empecé a experimentar que no me resulta difícil, sino  gratificante, acompañar y estar con algunas hermanas dependientes. Lo duro y complicado es el trato con las personas con enfermedades mentales o psicológicas y caracteres difíciles. Hermanas exigentes, intransigentes con las demás y con el personal sanitario, desconfiadas, que, teniendo necesidad de ser asistidas, por ejemplo, no aceptan comer en el turno de hermanas asistidas… poco agradecidas. Hay tal variedad de deterioros cognitivos que a mí me asombra. Son duros también los tiempos de ingresos, porque somos pocas para acompañar en el hospital, y en esas ocasiones, estamos un poco desbordadas.
 ¿Lo más bonito? La sonrisa, el agradecimiento, la aceptación, el cariño, la vida de fe de algunas hermanas, que repercute muy positivamente en la comunidad. La ayuda que ofrecen desinteresadamente otras mayores “sanas” a las más enfermas y débiles. Hay mujeres santas en mi comunidad.
    Voy a decir una cosa que a lo mejor os parece muy fuerte, pero he llegado a
preguntarme sobre qué han hecho en la vida religiosa algunas hermanas hasta ahora... Para sanarme de esto, he tenido que hacerme muy consciente de algunas cosas… Primero, objetivamente, estas hermanas difíciles no son el grueso de la comunidad. Segundo: en algunas, estas dificultades han venido por un deterioro psicológico que les está jugando una mala pasada en este momento; en otras, hay que aceptar que lo que viven no es nuevo.

Han sido siempre personas difíciles y en este momento aún se nota más. En este caso, creo que no sirve de nada hacerse preguntas, sino aprender a aceptar las limitaciones y las cosas como son. Es un aprendizaje lento y costoso, pero también esto es llamada de Dios.

¿Qué lecciones/aprendizajes saco de mi experiencia como superiora en esta casa?
    Fundamentalmente, esto está siendo para mí una ocasión estupenda de conocimiento propio. Para mí es muy bueno contar con tres hermanas con las que formo lo que llamamos el equipo responsable de la enfermería. Nos reunimos semanalmente. Una semana las cuatro hermanas solas y la semana siguiente con la enfermera y la responsable de centro. El objetivo de estas reuniones es compartir sobre el funcionamiento y la marcha de la comunidad, y definir y evaluar el trabajo que se desarrolla en la enfermería.
    Hay que destacar la ayuda mutua que nos prestamos unas a otras. Procurar tiempos de convivencia, el cuidado de la salud mental con ejercicios de estimulación cognitiva, prácticas de atención y memoria, juegos, ejercicios de movimiento y gimnasia sencillos. Se intenta conjugar de la mejor manera posible el tiempo de descanso, los tiempos personales y de oración con los ratos comunes.    Es un reto que todas las hermanas participen de estas dinámicas. 
Lo que veo con una claridad meridiana es que en una enfermería hay muchísimas
oportunidades para practicar y vivir el amor fraterno. Y es un campo de misión estupendo que no siempre sé ni puedo aprovechar por mis propias limitaciones, que también estoy intentando aceptar a la vez que las de mis hermanas. Entrevista y más artículos en HUMANIZAR

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