Salud holística
Enero - Febrero 2025
Proyecto vital y salud
El proyecto de vida es un concepto que incluye, necesariamente, los siguientes elementos:
- Presupone la idea de libertad, la competencia para autodeterminarse y gobernar la voluntad para realizar un determinado fin.
- Presupone la capacidad de planificar el futuro, lo cual requiere de un ejercicio de la razón y de la imaginación que hace posible la anticipación de escenarios vitales.
- Requiere del apoyo de la comunidad (terapéutica, social y familiar) para poder desarrollar los propios anhelos, pues, aisladamente, resulta imposible articular ningún proyecto de vida.
- A través del proyecto de vida, el ser humano trata de alcanzar la vida buena, su realización personal.
- El trabajo constituye un elemento clave en el desarrollo del proyecto vital y en el proceso de emancipación vital. A través de él, el ser humano aporta un bien a la sociedad y, por ello, percibe recursos económicos para poder sostenerse.
- Disponer de una vivienda propia también es un elemento decisivo en la elaboración del proyecto vital. Todo ser humano anhela un espacio privado, disponer de un entorno para desarrollar su vida íntima y su afectividad.
- Los vínculos afectivos juegan, también, un papel decisivo en la articulación del proyecto vital. Todo ser humano necesita una comunidad afectiva, ser significativo y relevante para alguien. Esta necesidad de reconocimiento y de estima es clave para alcanzar la vida buena.
Lo malo del paternalismo
Un obstáculo para abordar este reto es, precisamente, el paternalismo que consiste en negar la autonomía potencial del otro por razón de su vulnerabilidad. Frente al paternalismo, que puede adoptar distintas formas (débil o fuerte, consentido o no consentido), resulta esencial reivindicar el empoderamiento, el reconocimiento de las capacidades latentes de la persona.
Sólo si se reconocen éstas y se ayuda a la persona a desarrollarlas, puede ser empoderada. En este proceso juegan un papel decisivo los buenos hábitos de vida. Los hábitos constituyen rutinas, procesos que se repiten. Los buenos hábitos hacen posible el pleno desarrollo de las potencialidades de la persona, mientras que los malos hábitos tienen como consecuencia problemas de salud y, en ocasiones, la caída en todo tipo de dependencias.
Todos necesitamos de los demás para hacer realidad nuestros proyectos de vida, pero los seres humanos que se hallan en situaciones de vulnerabilidad mental, social, económica y emocional requieren, de un apoyo especial, para poder articular sus proyectos de vida.
Por lo que respecta al trabajo, es esencial la colaboración de las fundaciones tutelares, de las cooperativas, de las empresas de economía social, pero también de las empresas mercantiles. En la medida en que éstas incluyan, en sus propios organigramas, personas que pertenecen al mundo de la exclusión social, hacen posible la integración y, con ello, facilitan un elemento decisivo del proyecto vital.
Esta integración no es una utopía. Es ya una realidad en algunas empresas referentes de nuestro país. Los estudios académicos revelan que la presencia activa de trabajadores de colectivos vulnerables tiene efectos positivos, no sólo en los interesados, sino también para la cohesión de la organización y para su productividad. Para ello, es fundamental ofrecer a las personas vulnerables el ámbito adecuado de actividad y una formación específica.
Emancipación familiar
El proyecto vital incluye, por lo general, el proceso de emancipación de la familia nuclear. En ocasiones, existen resistencias por parte de ésta. Los mismos padres recelan de tal proceso sucumbiendo al paternalismo. Para propiciar la emancipación juega un papel determinante la vivienda tutelada, entendida como un espacio de transición para personas que no gozan de plena autonomía.
La vivienda tutelada permite el empoderamiento progresivo de las personas y su emancipación gradual del entorno hospitalizado o de la vivienda familiar. El seguimiento y la creación de buenos hábitos de vida son determinantes para alcanzar esta emancipación.
El proceso de elaboración del proyecto de vida requiere de confianza. El interesado debe confiar en sus posibilidades y en los recursos que se le ofrecen. La crisis de autoestima que sufren muchas personas vulnerables que pertenecen al mundo de la exclusión social tiene como consecuencia una crisis de confianza. Empoderar a estas personas y generarles confianza respecto de sí mismas es básico.
En la elaboración del proyecto de vida se producen caídas y recaídas, rupturas y fracasos. Uno empieza algo, persigue un propósito, pero, a menudo, le falta la tenacidad, el empeño y la constancia para llevarlo a cabo. La puesta en marcha de un proyecto de vida requiere de la virtud de la constancia, de la tenacidad y la paciencia.
El diseño del proyecto de vida requiere de una serie de fases. El conocimiento de la realidad de la persona afectada es imprescindible a la hora de proyectar. La clave es soñar con los pies puestos en la tierra. Cuando el proyecto pierde de vista la realidad de la persona y de su entorno familiar, social, económico y político en el que se halla, es muy probable que sucumba al fracaso.
Acompañados
El acompañamiento del profesional en la elaboración del proyecto de vida de la persona vulnerable es decisivo. Corresponde a los profesionales ayudarle a discernir, a evaluar los episodios del pasado, los fracasos y los abandonos, si los hubiere, pero, simultáneamente, tiene que ofrecerle estrategias para llevar a cabo sus objetivos. Sin confianza, ni esperanza, no hay proyecto vital posible.
El proyecto de vida no se configura sin los otros. No somos islas, tampoco flechas que vuelan solitariamente hacia sus destinos individuales, sino que realizamos nuestra vida en compañía de otros seres humanos que también aspiran a dotar su vida de sentido.