¿Envidioso yo? Una emoción inconfesable
La envidia es como una carcoma: no se ve cuando empieza a «roer», cuando percibes las consecuencias, puede que ya sea demasiado tarde. Es un sentimiento escondido, difícil de admitir, inconfesable. El envidioso puede presentarse con una bella imagen exterior, pero por dentro tiene un vacío que le hace sufrir.
La envidia hace daño a las relaciones, a la convivencia con los demás; complica la vida de la persona envidiada -y a veces destru ye hermosos logros-, pero también hace vivir mal al que la rumia en su interior. A veces lo mejor está dentro de nosotros y la envidia nos hace perder la ocasión de cultivarlo y de hacerlo florecer.
Una buena espiritualidad ayuda a vivir de una manera diferente nuestras experiencias emotivas, incluida la envidia, pero solo si escucha y hace suya la voz del Espíritu, que crea vínculos de amor y de recíproca compasión. Solo el amor cambia nuestro modo de «ver» y, en consecuencia, de comportarnos: nos ayuda a vencer la tentación del in-videre («ver mal»), típico de la envidia, para ver a los otros (y a nosotros mismos) con ojos compasivos.
Autor:
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SANDRIN Luciano |
Categoría:
|
Crecimiento personal , Counselling y relación de ayuda |
Año de publicación:
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2021 |
Número de páginas:
|
279 |
Editorial:
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Sal Terrae |
Isbn:
|
978-84-293-3045-8 |